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¿Cuál es el origen del "No sea tan sapo, tan lambón, m..." de Diomedes Díaz?

Era 1995, Diomedes estaba en la cima de su carrera y era muy popular, pero algo ocurrió en Soledad, Atlántico. Algo que no gustó al Cacique. Fue un parrandón. Los asistentes coinciden que la fiesta estuvo inolvidable. Hacía mucho calor en el barrio Hipódromo, del municipio del Atlántico, era un sábado de marzo, uno especial, corrían las dos de la mañana y la agrupación vallenata Los Betos hacía hasta lo imposible por amenizar la espera de los asistentes.
Diomedes era conocido como No Vienes Díaz por su habitual impuntualidad. Los ánimos ya se estaban caldeando cuando al fin llegó el Cacique de la Junta. Todos se amontonaron a su alrededor cuando vieron que una camioneta lujosa llegaba al lugar. Los testigos del hecho afirman, incluso, que la gente que se había ido se estaba devolviendo. La anhelada espera había valido la pena. Todo estaba listo para que empezara el concierto: el acordeonero, Iván Zuleta, estaba en su sitio, los coristas estaban preparados al igual que los demás músicos; hasta el animador ya había presentado al Papá de los Pollitos.
No obstante, Diomedes se tomaba su tiempo, caminaba sobre la tarima, saludaba a sus conocidos, abrazaba a sus acompañantes, bebía un poco de aguardiente. Parecía que no tenía ningún afán en empezar a cantar. Cuando de repente, un impaciente gritó en medio del tumulto:
“¡Hey, Diomedes, déjate de tanta mamadera de gallo y canta, canta, no joda!”.
Díaz se enojó y como un trueno le pidió al público que le señalaran al impertinente. Al acto sentenció una de las frases más recordadas de toda su carrera artística. Eso sí, impulsado por su acordeonero:
"¿Cuál, cuál?... No me sofoque señor, no, que yo vine fue a cantar. Usted no me va a mandar a mí a cantar, no señor, no señor. Yo aquí me voy, vengo a complacer a este pueblo, aquí al Hipódromo vengo con mucho gusto, y de aquí me voy a las cuatro de la mañana a las cinco, cantando. ¡Pero usted no sea tan sapo, tan lambón, marica!... ¡A ver qué dice!"

Del anonimato al desprestigio pasó Eduardo Rodríguez Niebles, protagonista de la historia, quién enfáticamente manifestó al medio de comunicación aldía.co lo siguiente:
"Yo soy salsero a morir, pero me gusta una que otra canción de Diomedes, grabada en estudio, porque en vivo a mí siempre me ha parecido malo”.
¿Quién no pensaría diferente a Eduardo luego de haber sido insultado delante de toda una multitud y después de quedar inmortalizado en la canción 'La Plata'?
Buen Vallenato
El cantante vallenato decidió hablar sobre sus problemas con el licor que lo llevaron hasta el punto de alejarse de su familia y de que cantar se le convirtiera en una tortura.
“Dejé un mes de ver a mis hijos y a mi esposa, apagué el teléfono, cambié de número y no supe más de ellos, fue dolorosa esa decisión, ella creía que yo me iba a separar de ella, pero la verdad es que yo necesitaba buscar una solución y curarme, cerrar ciclos y estaba limpiándome”, expresó con tristeza el cantante de vallenato, Silvestre Dangond durante una entrevista en el programa Muy Buenos Días.
Dangond decidió dejar su silencio a un lado y hablar de los momentos dramáticos que ha pasó en los últimos años a raíz de su problema con el licor, dice que tuvo que alejarse de su familia y hasta de los escenarios porque para él cantar ya se había convertido en una tortura. Nada de esto le hacía bien por lo que decidió hacer un cambio radical en su vida.
“Le agradezco a la gente que me ha apoyado en este nuevo cambio porque yo no iba por el camino correcto (…) en algún momento le dedique más tiempo a mi trabajo y la vida mundana y poco tiempo a mi familia. Yo estaba engañando a los seguidores y a mí mismo”, dice Silvestre.
Relató que durante mucho tiempo tuvo una vida “desordenada”, cantaba en conciertos y podía seguir la rumba hasta por tres días seguidos y su obsesión por el alcohol era siempre la que lo hacía recaer.
“Yo salía a trabajar y estaba fastidiado, para mi cantar se me convirtió en una tortura, salir al escenario también, porque estaba entregado al licor y eso me absorbió tanto que yo quería pasar en una cama desenguayabándome, eso sí cuando empezaba a cantar y me tomaba el primer trago se me quitaba la flojera y duraba tres días de fiesta”, aseguró.
Al ver que su vida giraba en torno al trago y que se estaba alejando de las personas que lo rodeaban decidió hacer un cambio radical en su vida a partir de enero del 2015.
“Yo le cogí fobia a salir a promocionar mis canciones, quiero que me disculpen pero era algo que no estaba en mí, hay gente que dice que estaba crecido, que el ego, y no era así (…) yo me tomaba pastillas para dormir porque la ansiedad y la abstinencia de seguir tomando me afectaba, los primeros días de enero fueron horribles yo sufrí mucho dejaba las camas empapadas de sudor”.
Silvestre Dangond se prometió por su familia y su salud que dejaría de tomar, ya que esto le repercutió hasta en su estado físico y su figura pues en el año 2014 alcanzó a subir más de 15 kilos.
Dice que le debe su cambio a Dios, quien fue el que le mostró que estaba equivocado y que debía tomar otro rumbo su vida. Pone de ejemplo la canción “Materialista” que grabó junto a Nicky Jam y que se convirtió en un éxito rotundo.
“Dios me dijo que esta canción iba a ser un éxito. Dije dios me va a poner una canción y me la puso con un compositor que no es vallenato, monté la canción en redes sociales y el mismo Nicky Jam me dijo: 'yo quiero cantar contigo', lanzo la canción y es un éxito de hecho el vallenato vuelve a emisoras juveniles donde ya llevaba años de no salir un vallenato, y digo Dios es muy poderoso”, afirma.
Silvestre Dangond dice que su cambio y aceptar la presencia de Dios ha traído rechazo en muchas personas “me he encontrado en escenarios donde me gritan, me burlan, hasta en redes sociales (...) Por ejemplo fui a salir del país y un muchacho en Migración me habló irónicamente y me dijo: 'Don Silvestre vamos a ver cuánto le dura su cuento con Dios' yo preferí no responderle y le dije prefiero que los hechos hablen por mí”.
Con lágrimas en sus ojos asegura que todos los días le pide al señor de los cielos: “No quiero éxito sin bendición, sin bendición te abandonas y vuelve uno a lo mismo y no quiero volver a lo mismo (…) yo tenía miedo de que me pasara algo porque mi mamá, mi papá, mi familia no van a disfrutar mi cambio. Antes la muerte no me importaba ahora tengo miedo”, puntualizó.
Silvestre Dangond tiene 37 años de edad, de los cuales en los últimos 12 su fama ha tocado un punto alto con el éxito de sus canciones y se ha consolidado como el ícono del vallenato de la nueva ola en Colombia. Vive con su familia en Miami luego de que tuviera que abandonar el país tras recibir amenazas de muerte y se robaran parte de su ganado en la finca 'La Victoria', en el departamento del Cesar.
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